Las brechas de
desigualdad que se han dado entre el campo y la ciudad en las décadas pasadas
han generado una desigualdad en las oportunidades de inserción laboral tanto de
mujeres y hombres, lo que ha provocado que las familias rurales migren a las
ciudades en busca de mejores días. En este cometido las mujeres migrantes
generalmente al momento de llegar a las ciudades se insertan laboralmente en
trabajos domésticos y los hombres en el oficio de la construcción.
Las alternativas de
inserción en actividades remuneradas de las mujeres indígenas de migración
reciente están circunscritas a la generación de sus propias fuentes de empleo
en las ramas de servicio, comercio o manufactura y al trabajo doméstico en
hogares de estratos socio-económicos más altos. (Wanderley, 2008).
El siguiente
postulado de Wanderley, nos da a conocer que los migrantes campo ciudad de
origen étnico indígena, en este proceso de traslado las mujeres indígenas
tienen dos caminos a seguir: Inserción laborar en trabajos domésticos
remunerados en donde las relaciones de subordinación y falta de respeto a los
derechos de las trabajadoras es evidente, y por otro lado se tiene las relaciones laborales en que se puede
fortalecer la interculturalidad (auto empleo).
Si bien el autor
nos da a conocer la realidad de las mujeres migrantes campo ciudad, sería muy
interesante interiorizarse más allá, es decir, cuando las mujeres deciden
migran campo ciudad, preguntarse ¿el por que lo hacen?, lo que nos ayudaría a
deslumbrar las razones por la que tomo esta decisión y así poder entender a que
están dispuestas a someterse. Por otro lado tampoco se hace mención a la
familia, es decir, si en proceso de migración, lo realizan solas o están acompañadas
por miembros de su familia, dato muy importante que nos ayudaría a entender el
grado de vulnerabilidad y presión que las mujeres migrantes asumen. Así mismo,
para tener una mejor lectura de esta realidad, sería interesante saber las
edades promedios y nivel de instrucción de las mismas, con el propósito de
sacar a la luz sus limitaciones y/o potencialidades.
Entender las
razones, el apoyo familiar, la edad y el nivel de formación de las mujeres
migrantes campo ciudad, nos dará luces para entender el camino que están
dispuestas a seguir y según el autor es el trabajo doméstico remunerado y el
autoempleo. Desde mi punto de vista si
bien se plantea estas dos posibilidades, se tendría que analizar un tercer
camino, el deseo de superación de las mujeres migrantes. Este tercer camino
generalmente por ejemplo lo toman las mujeres migrantes jóvenes que han
concluido con sus estudios de bachillerato y al no existir instituciones de
formación superior, se ven en la necesidad de migrar a las ciudades, para continuar sus estudios, y para solventar
sus estudios estas mujeres jóvenes se insertan laboralmente a lo que pueden
(trabajo informal) que generalmente son en condiciones no favorables y con
remuneraciones económicas bajas.
Alrededor del 9%
del total de las mujeres en el mercado de trabajo en el área urbana en Bolivia
están insertas en actividades domésticas remuneradas. 55% de de las mujeres
ocupadas como trabajadoras del hogar remuneradas son migrantes del campo y de
ascendencia indígena. Las leyes laborales consignan para el sector menos
derechos que el resto de los trabajadores asalariados. Estas trabajadoras no
cuentan con beneficios sociales y reciben remuneraciones muy bajas. (Wanderley,
2008).
Si bien las mujeres
migrantes campo ciudad de origen indígena al momento de llegar a las ciudades,
la primera opción para insertarse laboralmente es el trabajo doméstico
remunerado. Habría que actualizar esta percepción por el dinamismo que sufre
actualmente nuestra sociedad, en donde se ve que existe una disminución de las
trabajadoras domésticas y la afloración de nuevas alternativas económicas para
las mujeres migrantes.
La disminución en
el número cada vez menor de mujeres trabajadoras domésticas remuneradas. Esta
disminución tiene origen principalmente en el nivel de ganancias liquidas de
los empleadores y las obligaciones que tienen que asumir al momento de emplear
a trabajadoras domésticas. En los últimos años se ha visto que las trabajadoras
están más organizadas y tienen representación, lo que obliga de alguna forma a
los empleadores a cumplir con los beneficios sociales y que su remuneración
este igual o por encima del salario mínimo (1440 Bs/mes). Esta situación ha
provocado que los empleadores, al momento de emplear a trabajadoras del hogar,
lo piensen más de dos veces, y que realicen un balance económico entre sus
ganancias y sus gastos.
Por otro lado la
disminución en el número de trabajadoras del hogar se da por parte de las mismas mujeres migrantes, que al momento
de llegar a las ciudades ven otras posibilidades de inserción laboral. Y esto
va acompañado con el bum en la construcción. Es así, varias mujeres, hoy en día
se animan a trabajar en el oficio de la construcción en donde pueden ganar de
100 a 150 Bs día (o incluso mas).
Finalmente se
tendría que continuar analizando la inserción laboral de las mujeres migrantes
en nuestra sociedad, que actualmente está sufriendo cambios, que ameritan
nuevos estudios o con diferentes enfoques. También sería interesante analizar
la migración de las mujeres Bolivianas al exterior (España, Brasil, Argentina,
etc.) que si bien, ya son, necesariamente de origen migrante, al contrario e
incluso son mujeres con formación profesional y al no tener oportunidades
laborales en Bolivia optan por migran a otros países, y al igual de que las
mujeres migrantes de origen étnico, deben insertarse laboralmente en trabajos
domésticos. Y por otro lado ver la disgregación de las familias por la
migración de las mujeres Bolivianas al exterior y sus consecuencias en la
sociedad.
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