viernes, 30 de mayo de 2014

Las relaciones de género y etnicidad en el mercado de trabajo

Las brechas de desigualdad que se han dado entre el campo y la ciudad en las décadas pasadas han generado una desigualdad en las oportunidades de inserción laboral tanto de mujeres y hombres, lo que ha provocado que las familias rurales migren a las ciudades en busca de mejores días. En este cometido las mujeres migrantes generalmente al momento de llegar a las ciudades se insertan laboralmente en trabajos domésticos y los hombres en el oficio de  la construcción.

Las alternativas de inserción en actividades remuneradas de las mujeres indígenas de migración reciente están circunscritas a la generación de sus propias fuentes de empleo en las ramas de servicio, comercio o manufactura y al trabajo doméstico en hogares de estratos socio-económicos más altos. (Wanderley, 2008).
El siguiente postulado de Wanderley, nos da a conocer que los migrantes campo ciudad de origen étnico indígena, en este proceso de traslado las mujeres indígenas tienen dos caminos a seguir: Inserción laborar en trabajos domésticos remunerados en donde las relaciones de subordinación y falta de respeto a los derechos de las trabajadoras es evidente, y por otro lado se tiene  las relaciones laborales en que se puede fortalecer la interculturalidad (auto empleo).

Si bien el autor nos da a conocer la realidad de las mujeres migrantes campo ciudad, sería muy interesante interiorizarse más allá, es decir, cuando las mujeres deciden migran campo ciudad, preguntarse ¿el por que lo hacen?, lo que nos ayudaría a deslumbrar las razones por la que tomo esta decisión y así poder entender a que están dispuestas a someterse. Por otro lado tampoco se hace mención a la familia, es decir, si en proceso de migración, lo realizan solas o están acompañadas por miembros de su familia, dato muy importante que nos ayudaría a entender el grado de vulnerabilidad y presión que las mujeres migrantes asumen. Así mismo, para tener una mejor lectura de esta realidad, sería interesante saber las edades promedios y nivel de instrucción de las mismas, con el propósito de sacar a la luz sus limitaciones y/o potencialidades.

Entender las razones, el apoyo familiar, la edad y el nivel de formación de las mujeres migrantes campo ciudad, nos dará luces para entender el camino que están dispuestas a seguir y según el autor es el trabajo doméstico remunerado y el autoempleo.  Desde mi punto de vista si bien se plantea estas dos posibilidades, se tendría que analizar un tercer camino, el deseo de superación de las mujeres migrantes. Este tercer camino generalmente por ejemplo lo toman las mujeres migrantes jóvenes que han concluido con sus estudios de bachillerato y al no existir instituciones de formación superior, se ven en la necesidad de migrar a las ciudades,  para continuar sus estudios, y para solventar sus estudios estas mujeres jóvenes se insertan laboralmente a lo que pueden (trabajo informal) que generalmente son en condiciones no favorables y con remuneraciones económicas bajas.

Alrededor del 9% del total de las mujeres en el mercado de trabajo en el área urbana en Bolivia están insertas en actividades domésticas remuneradas. 55% de de las mujeres ocupadas como trabajadoras del hogar remuneradas son migrantes del campo y de ascendencia indígena. Las leyes laborales consignan para el sector menos derechos que el resto de los trabajadores asalariados. Estas trabajadoras no cuentan con beneficios sociales y reciben remuneraciones muy bajas. (Wanderley, 2008).

Si bien las mujeres migrantes campo ciudad de origen indígena al momento de llegar a las ciudades, la primera opción para insertarse laboralmente es el trabajo doméstico remunerado. Habría que actualizar esta percepción por el dinamismo que sufre actualmente nuestra sociedad, en donde se ve que existe una disminución de las trabajadoras domésticas y la afloración de nuevas alternativas económicas para las mujeres migrantes.

La disminución en el número cada vez menor de mujeres trabajadoras domésticas remuneradas. Esta disminución tiene origen principalmente en el nivel de ganancias liquidas de los empleadores y las obligaciones que tienen que asumir al momento de emplear a trabajadoras domésticas. En los últimos años se ha visto que las trabajadoras están más organizadas y tienen representación, lo que obliga de alguna forma a los empleadores a cumplir con los beneficios sociales y que su remuneración este igual o por encima del salario mínimo (1440 Bs/mes). Esta situación ha provocado que los empleadores, al momento de emplear a trabajadoras del hogar, lo piensen más de dos veces, y que realicen un balance económico entre sus ganancias y sus gastos.

Por otro lado la disminución en el número de trabajadoras del hogar se da por parte de  las mismas mujeres migrantes, que al momento de llegar a las ciudades ven otras posibilidades de inserción laboral. Y esto va acompañado con el bum en la construcción. Es así, varias mujeres, hoy en día se animan a trabajar en el oficio de la construcción en donde pueden ganar de 100 a 150 Bs día (o incluso mas).

Finalmente se tendría que continuar analizando la inserción laboral de las mujeres migrantes en nuestra sociedad, que actualmente está sufriendo cambios, que ameritan nuevos estudios o con diferentes enfoques. También sería interesante analizar la migración de las mujeres Bolivianas al exterior (España, Brasil, Argentina, etc.) que si bien, ya son, necesariamente de origen migrante, al contrario e incluso son mujeres con formación profesional y al no tener oportunidades laborales en Bolivia optan por migran a otros países, y al igual de que las mujeres migrantes de origen étnico, deben insertarse laboralmente en trabajos domésticos. Y por otro lado ver la disgregación de las familias por la migración de las mujeres Bolivianas al exterior y sus consecuencias en la sociedad.

Las relaciones de género y etnicidad en el mercado de trabajo

miércoles, 28 de mayo de 2014

Igualdad del enfoque de género en el ciclo de proyecto

La igualdad del enfoque de género en el ciclo de proyecto, para su cumplimiento debe ser tomada en cuenta en todas sus fases, con el propósito de garantizar el cumplimiento de las actividades planificadas en torno a la igualdad del enfoque de género. Para garantizar este cumplimiento, en los proyectos de desarrollo se debe destinar recursos financieros y recursos humanos especializados en género.

La coyuntura actual ya sea político, económico, social y hasta ambiental; nos permite generar una gran oportunidad para introducir el principio de igualdad o incorporación del enfoque de género en el ciclo de proyectos, identificando puntos críticos. Para lo cual no se tiene una receta única de cómo debe ser abordado este tema, es así que se tiene que trabajar en nuevas formas de pensar que nos posibilite una retroalimentación para hacer aplicable lo aprendido. La incorporación del enfoque de género en el ciclo de proyectos necesariamente implica la asignación de recursos especializados para tal efecto.

En este contexto la incorporación del enfoque de género en el ciclo de proyectos deberá ser integral y estar presente en todas las fases: Diagnóstico, Diseño y Planificación, ejecución y evaluación.
 
En este cometido en la fase de diagnóstico considerar aspectos cuantitativos y cualitativos que incorporen el enfoque de género que nos permitan visibilizar la discriminación de género y desvelar sus causas.

En los aspectos cuantitativos identificar claramente con herramientas estadísticas la disgregación por sexo entre hombres y mujeres, referidas a niveles de educación, actividad, empleo y desempleo, porcentaje de participación, etc.  Lo que nos permitirá sacar a la luz las situaciones de discriminación que sufren las mujeres en la situación actual.

Y en lo que se refiere a los aspectos cualitativos hacer un análisis de las causas de desigualdad, referida  a la división sexual del trabajo, uso y control del tiempo, usos de espacios, acceso a los recursos.

Continuando con el ciclo de proyectos, la fase de diseño y planificación es un proceso técnico, pero a la vez también es un proceso político que nos permite la redistribución de recursos y de poder entorno a interés de grupos sociales, y dado el caso nos interesa los intereses que tienen las mujeres en un proyecto. Al incorporar el enfoque de género en el diseño y planificación de proyectos se debe considerar procesos de transformación (cambio de aptitud), y como reacción a estos procesos de transformación obviamente se tendrá resistencia (todo cambio implica conflicto).

Para garantizar el enfoque de género en el diseño de proyectos se debe contemplar la igualdad entre hombres y mujeres como prioridad, y asignación de personal experto en género. La no incorporación de estas medidas repercutirá en el desmedro  del proyecto, generando mujeres como colectivo beneficiarios pasivo y finalista (lo que en la práctica viene a ser marginación de las mujeres en los proyectos).

Asimismo se supone incorporar el principio de igualdad en la formulación de objetivos que promuevan la igualdad de hombres y mujeres, y la superación de la discriminación de género. Diferenciar de forma clara los grupos destinatarios en donde se distinga claramente a las mujeres y hombres en términos de cantidad. En el cumplimiento de las actividades también diferenciar la participación de las mujeres. Asimismo  incorporar los recursos financieros necesarios para el cumplimiento de la igualdad y la incorporación de expertos en género.

En la fase de ejecución, si bien se tiene la confianza que los aspectos de igualdad de género están considerados en la fase de diagnóstico y diseño del proyecto. En este fase se debe vigilar y asegurar el cumplimiento del enfoque de género.

Generalmente la fase ejecución de un proyecto lo ejecutan otras personas, que nada tuvieron que ver en el diseño, por tal motivo se debe velar el cumplimiento de la igualdad del enfoque de género. Que las actividades se cumplan tal y como está planificado, se incorpore en la ejecución personal experto en género, que se respeten a los grupos destinatarios.

Y como acciones previas a la ejecución del proyecto realizar acciones sensibilización y preparatorias del lanzamiento del proyecto, haciendo hincapié en el enfoque de igualdad de género.  Ya en la ejecución propiamente dicha hacer seguimiento sobre el cumplimiento en la incidencia real de igualdad de mujeres y hombres. Asimismo hacer partícipe con  poder de decisión a organismos y asociaciones de defensa de los derechos de las mujeres. Y finalmente transferir y difundir  las experiencias positivas con relación a la igualdad del enfoque de género.

Finalmente se tiene la fase de evaluación, si bien la fase de evaluación es un proceso continuo, es proceso que saca a la luz los beneficios y dificultades del proyecto, establece las bases para la realización de orientaciones y ajustes del proyecto, mejora la eficiencia y eficacia del trabajo planificado, identifica las buenas prácticas y las lecciones aprendidas y finalmente difundir los resultados para aquellas personas interesadas. En el tema en cuestión debe sacar a la luz, el cumplimiento del enfoque de género y su impacto, en los roles y tareas de los beneficiarios del proyecto.

Como conclusión se puede mencionar, que si bien el tema de igualdad de género actualmente está en las agendas de las organizaciones e instituciones, aún existe una brecha en el cumplimiento de esta desigualdad. Tal vez generar más espacios de sensibilización, formar recursos humanos expertos en temas de igualdad de género, y finalmente proveer mecanismos que garanticen la incorporación  en los proyectos de desarrollo la igualdad del enfoque de género.

El presente manuscrito fue elaborado en base a la lectura KIDEITU (2007). El principio de igualdad de mujeres y hombres en el empleo. Gobierno Vasco, España: Emakunde, Instituto Vasco de la Mujer como entidad coordinadora de la Agrupación de Desarrollo “Red Kideitu”.